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5 años de divulgación. ¿Qué más se puede pedir?

Pues, por lo pronto, otros 5 más.

Esta semana estoy de cumple. Y es que fue en abril de 2011 cuando abrí mi primer blog de divulgación científica, decidido a emprender una aventura que acabó siendo de todo menos fácil. Una de las mayores lecciones que me han dado estos años es que los grandes retos son, sin duda, los que más se saborean. Pero vayamos paso por paso. Hoy voy a contarles mi periplo (so far) por este mundillo de científicos locos.

Aquel primer blog fue una versión muy inicial de Hablando de Ciencia. Como ya he contado en alguna que otra ocasión, llevaba un par de años consumiendo divulgación en blogs, libros y, sobre todo, en documentales. Sentí con los trabajos de Brian Cox lo que probablemente decenas de miles de jóvenes sintieron con Cosmos en los 80, y me despertó unas ganas infinitas de sumarme al carro de la divulgación. «Pero, ¿¡qué demonios puedo aportar yo!?», es lo que se preguntaba aquel muchacho recién entrado a primer curso de ingeniería.

Pues un documental. Inmerso en todas aquellas inquietudes veía que había ya online una cantidad abismal de blogs acerca de física y astronomía de muchísima calidad. Además, acababa de irrumpir con fuerza Naukas (por aquel entonces Amazings) en el panorama divulgativo español, así que mejor era explorar otros formatos que realmente pudiesen aportar algo distinto. Así es como surgió por aquel entonces Del Mito a la Razón, que tenía por objetivo contextualizar los más conocidos hitos de la historia de la ciencia dentro de una línea cronológica. Desde los griegos hasta el actual Gran Colisionador de Hadrones del CERN en poco menos de una hora y media.

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Era en aquel proto-Hablando de Ciencia donde compartía los avances del proyecto (bajo un logotipo algo psicodélico, lo sé) con muchísimas ganas de crear algo interesante. Lo que sí tenía muy claro es que aquella aventura no iba a ser en solitario. Con mis escasos conocimientos por aquel entonces, y el interés de garantizar la mayor rigurosidad posible, era necesario sin duda contar con más personas interesadas en el proyecto. Y tuve la fortuna de ver cómo gran parte de la comunidad divulgadora me tendió la mano… aquellos a los que llevaba ya unos años siguiendo y admirando habían decidido que Del Mito a la Razón merecía su atención y apoyo. ¿¡Cómo te quedas!?

Empezaron a llegar mails de científicos, estudiantes y docentes que querían subirse al carro, y desde entonces Hablando de Ciencia pasó a estar a disposición de los «hdceros». ¡Qué grandísimos recuerdos! Santiago Campillo, Dr. Litos, José David Villanueva, Francisco Gascó, Nahúm Méndez, Jorge J. Frías, Gerardo Costea, Aníbal Bueno, Marisa Alonso, Miguel Manzano, Víctor Tagua o Mario Herrero eran algunos de los muchos miembros de la plataforma. Sólo ellos saben lo que es ir de fiesta con una piña y vivir para contarlo. La experiencia en el Street Alicante Science (StAS) es de las que guardo con más aprecio en la memoria. Y eso que no fue precisamente una experiencia relajada, pero la gran unión que había en nuestro primer encuentro era asombrosa.

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Desde entonces todo ha pasado muy rápido, y Hablando de Ciencia seguía creciendo. Inmediatamente después del StAS llegó nuestra participación en la Tenerife LAN Party 2012, y el estreno del cortometraje El Universo Untravioleta. Algo más de un año después decidimos aventurarnos a la organización de un macro-evento de divulgación: Desgranando Ciencia. Aquí es cuando conocí a Óscar Huertas, Luis Fontana o Rosa Porcel entre muchos otros granaínos dispuestos a hacer algo grande. El evento se organizaría en paralelo al rodaje de Granada: mil años de ciencia, y sería el escenario ideal para su presentación por todo lo alto. Este encuentro se convertiría muy pronto en todo un éxito también, y con él vendrían algunos cambios necesarios.

Para poder continuar organizando las posteriores ediciones, se hacía necesario constituir una entidad que les diera respaldo. Fue entonces cuando decidimos que la organización que más se ajustaba a nuestra manera de funcionar era una asociación, así que tras unos meses de elaboración de estatutos allí estaba: la Asociación Hablando de Ciencia.

Llegados a este punto, con la ya avanzada emancipación de Hablando de Ciencia, que adquiría un carácter y rumbo propios, sentía la necesidad de comenzar un nuevo proyecto que tendiera hacia la profesionalización de la actividad divulgadora. ¿Se acuerdan de Santiago Campillo, uno de los de la piña fiestera? Pues con él, Alfonso Pujalte y José Luis Moreno empezó a fraguarse la siguiente gran aventura: Vector Producciones.

Apenas unos meses más tarde, estaba todo dispuesto para ponernos manos a la obra de cara a la segunda edición del evento, cuyo peso asumió Óscar Huertas en su totalidad (tras recibir un vale canjeable por la coordinación del año siguiente). A finales de 2014 llegó, y superó con creces las espectativas que todos nos habíamos hecho tras el primero. En lo personal, esta edición fue para mí muy especial. Aunque muchas de las personas que fueron ya habían estado en la edición anterior, fue aquí cuando realmente pudimos compartir más momentos de esos que se graban a fuego en la memoria.

Después del encuentro hice esta videocrónica en la que pueden entender la magia que se respira:

Y con esto llegamos a 2015… un año de locos. En esta edición relevé a Óscar de la tarea de coordinación para aquel evento con el que año tras año se iba subiendo el listón. Desgranando Ciencia 3 se presentaba como la consolidación de aquella iniciativa ilusionante que empezamos apenas dos años atrás. También durante aquel año llegó la explosión de proyectos en Vector Producciones, con nuestro documental Los Secretos de la Luz, la organización del Concurso EXPLORA de Ciencia y Tecnología o la producción de la serie de vídeos Explora la Ciencia.

Hasta octubre de 2015 fue todo sobre ruedas, aunque en lo personal (ya con el trabajo y el Proyecto de Fin de Carrera) mi día a día era un sinvivir. ¿Quién tiene una vida tranquila en estos días? Pues eso. Fue ese mes en el que tomé la difícil decisión de despedirme de Hablando de Ciencia. Era una decisión tomada como consecuencia de tener muy claro lo que busco con la divulgación científica y mis prioridades. Les deseo la mejor de las suertes, aunque sé que seguiremos trabajando mano a mano. Con tantas personas a las que quiero, nunca será una despedida rotunda.

Ahora llega una nueva etapa y, con ella, un descubrimiento: YouTube. ¡Y eso que ha estado siempre ahí! Ya con la serie 3minutos buscaba explorar el formato de vídeos cortos enfocados a consumo rápido, pero este año con El Universo en 1 Minuto hemos llevado el concepto a un nuevo nivel. Se trata de un proyecto de píldoras audiovisuales en el que estamos recorriendo toda la historia del Universo, La Tierra, la vida y El Ser Humano. Y nada menos que con la colaboración de gran parte de la comunidad divulgadora. ¡Toma ya!

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Este será el detonante para una dedicación más constante al canal, en el que comenzaré a publicar también otro tipo de vídeos más personales a modo de videoblogs, o explorar formatos como el de entrevistas. Me ilusiona mucho también empezar a hacer más trabajos sobre energía y electricidad para poder realmente compartir con todos este campo de conocimiento que me apasiona. Pero vayamos poco a poco… es un largo camino por andar (y, por supuesto, les mantendré al día).

Echando una mirada atrás, me sorprenden las similitudes entre el origen de El Universo en 1 Minuto y aquel inicial Del Mito a la Razón. La curiosidad, la ilusión y las ganas (que tantas veces pensé que había perdido por el camino) han resurgido intactas, en un reflejo perfecto de lo que sentía aquel abril de 2011.

Lo mejor de todo esto es la certeza de que aún quedan muchos años que dedicar a esta pasión loca que, por suerte, comparto con tantos. En estos cinco años la divulgación me ha dado algo inesperado, y que siempre consideraré una prioridad: la amistad. Más allá del trabajo, de los proyectos, de la difusión o de las visitas, el día en que este hobby mío se vuelva una actividad vacía será el último que le dedique la menor de las preocupaciones.

Espero que eso nunca llegue, y poder seguir disfrutando con todos ustedes año tras año como si fuera el primero.

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Mil gracias por todo, y un fortísimo abrazo.

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¿Por qué divulgar ciencia?

Mira a tu alrededor. Estudia tu entorno y verás que tras casi todo lo que ante tus ojos aparezca, reluce un principio científico; un proceso derivado de la ciencia aplicada; una manera de entender el mundo y relacionarnos con él.

El ordenador, que te permite leer cantidades ingentes de información día tras día, ha sido creado tras décadas de investigación y aplicación en las que poco a poco se ha logrado mejorar sus capacidades y potencialidades. La lámpara que a tu lado brilla, convierte la energía eléctrica, que llega desde una central a tu casa, en energía radiante que se manifiesta en la luz que produce. En un objeto tan simple como una lámpara podemos ver cómo los principios físicos y las aplicaciones de la ingeniería se entremezclan entre sí para crear un utensilio que, ni más ni menos, da luz cuando nuestro entorno se vuelve oscuro; un utensilio que nos permite ver.

Son solo dos ejemplos de entre una infinidad; dos ejemplos de los incontables trasfondos científicos que tiene hasta el más simple de los objetos o seres vivos que nos rodean. La ciencia nos rodea, nos ilumina; nos permite ver la realidad a través de una ventana de raciocinio y conocimiento verídico, con las pruebas como bandera. La ciencia es la luz que, en forma de preguntas y respuestas, ilumina los lugares más recónditos de la naturaleza.

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Hemos llegado a un momento en el que, tras siglos de acumulación de conocimiento, somos capaces de comprender nuestro entorno y a nosotros mismos como nunca antes se había logrado. Sin embargo, para poder encontrar explicación a tan complejos fenómenos (como hacen las ciencias básicas), o para poder desarrollar a partir de esas explicaciones las aplicaciones prácticas que mueven nuestro mundo (como hacen las ciencias aplicadas), nos valemos de un lenguaje matemático y formal que escapa al gran público, que hacen que estas maravillas sean incomprensibles para aquel que no tenga una formación científica adecuada.

 Y ese es el lugar en el que la divulgación científica se alza con todo su esplendor, bella e imponente, permitiendo que estos conocimientos lleguen al mundo. Es la herramienta que, llevada por científicos y periodistas, hace de puente entre ambas partes. Divulgar es hacer fácil lo difícil; hacer comprensible lo incomprensible para muchos; hacer cercano aquello que parece perderse en la distancia cuando no se disponen de las herramientas necesarias para alcanzarlo.

En ese sentido, se convierte incluso en un deber para con la sociedad. Todos, científicos y no científicos, tenemos derecho a poder ver el mundo a través de la lente del pensamiento racional y de una explicación basada en evidencia científica. Todos tenemos derecho a disponer de las herramientas necesarias para zafarnos de los modernos y antiguos engaños que proliferan en la sociedad en que vivimos, tomando nombres tan diversos como PowerBalance, astrología, caras de Bélmez, homeopatía, y todos sus siniestros compañeros.

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En España, y en un momento en el que la ciencia y la educación agonizan bajo el yugo de políticas arcaicas, el espíritu de la divulgación está naciendo con fuerza. Grandes portales de divulgación, grandes revistas, grandes divulgadores, grandes eventos… estamos uniendo fuerzas e ilusión para construir un lugar en el que saber de ciencia y hablar de ella sea algo normal; un lugar en el que los medios de comunicación dediquen cada vez un espacio mayor “a eso de la comunicación científica”, dejando a un lado grandes hermanos, belenes estébanes, y demás basura televisiva que, cómo no, sirven de excusa para llamar “caja tonta” a este artilugio. Lo sé… pueden llamarme iluso con toda razón. Solo espero que llegue un momento en que dejemos de mostrarnos tan adormilados ante esa gran marea de información vacía.

Por lo pronto, lo mejor que podemos hacer es unir nuestras voces y hacer que la ciencia suene; que retumbe su melodía en cada rincón al que lleguemos. Que aquellos que nos escuchen aprendan a mirar a su alrededor; a estudiar su entorno y ver que tras casi todo lo que ante sus ojos aparezca reluce un principio científico; un proceso derivado de la ciencia aplicada; una manera de entender el mundo y relacionarnos con él…

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