¿Te imaginas un día de tu vida sin electricidad? No sonaría el despertador por la mañana, y al levantarte tendrías que encender velas o un candil para poder ver. Tendríamos que volver a lavar a mano, y no podríamos refrigerar nuestros alimentos, ni ver el correo electrónico, ni tampoco disfrutar del buen cine… aunque, por otro lado, nos libraríamos de esos mensajes con frases de los grandes filósofos de nuestra era. «Ayer viví en un presente libre de pasado, y hoy vivo en un futuro distinto al que planeé», me comentaban en estos días. Suerte que no tenía ninguna soga cerca.
La cuestión es que utilizamos dispositivos eléctricos casi a cada instante, y no siempre tenemos la certeza de que estén en buen estado, o el conocimiento para evitar imprudencias. Así que los accidentes pasan y nos pueden dar algún que otro susto.
Las consecuencias de un accidente eléctrico
¿Sabes cómo reaccionaría tu cuerpo ante la excitación que suponen los 220V del enchufe de casa? Existen distintas fases de respuesta, que varían en función de cuánta corriente circula por nuestro cuerpo y cuánto tiempo dura el contacto. En la siguiente gráfica se pueden apreciar muy bien los distintos umbrales:

Las líneas verticales marcan los umbrales de percepción de la corriente eléctrica. Una vez pasamos el umbral A, que son 0,0005A, ya podrías percibir la corriente eléctrica. El siguiente umbral nos indica el momento en que nuestros músculos dejan de ser capaces de reaccionar y aunque quisiéramos despegarnos del contacto no podríamos.
Luego, en las curvas C empieza lo realmente preocupante con efectos ya irreversibles. La primera de ellas nos muestra cómo a 0,03A durante 10s empieza la zona de fibrilación. Si son 0,05A durante el mismo tiempo, las probabilidades de tener fibrilaciones cardiacas y ventriculares ya superan el 50%, y de ahí en adelante todo se acrecienta muy rápidamente.
Esta es la reacción directa de nuestro cuerpo, lo que se puede percibir de forma instantánea. Pero no pensemos que el choque eléctrico se queda ahí. Pongámonos por un instante en la piel del pobre desafortunado que tocó donde no debía.

La electrocución en primera persona
¿Y qué sentiría yo si superado el umbral B no puedo soltar el cable? Ojalá tengas alguien al lado que sepa lo que hacer… Cuando la corriente pasa por la zona torácica, el diafragma se paraliza casi de inmediato en un efecto llamado tetanización. Como consecuencia, los pulmones también se quedarán parados y no seremos capaces de respirar. La asfixia, en estos casos, será el verdugo.
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¿Y si cuando se produce el contacto entramos directamente en el umbral C? En este caso será el corazón el que sufra la sacudida más fuerte. Al pasar la corriente a través de él, se produce un paro cardiaco y la consecuente falta de oxigenación de nuestro organismo. Aquí es cuando viene el momento clave: si se logra parar el contacto al cabo de 0,1s, y hacer reanimación cardiaca y respiratoria de inmediato existen altas probabilidades de que sea un mal reversible.
En cualquier caso, es muy probable que nos quedemos con ciertas lesiones. Las más comunes son parálisis permanentes o quemaduras tanto internas como externas generadas por el propio paso de la corriente. Es muy importante estar bien concienciados ante el riesgo que entraña la electricidad. Para conocer cómo actuar ante una electrocución, te invito a leer la segunda entrega de este tema.
Referencias:
- NTP 400: Corriente eléctrica: efectos al atravesar el organismo humano. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
- Guía de diseño de instalaciones eléctricas. Capítulo F, protección contra descargas eléctricas. Schneider Electric.